Sin importar quién sea usted, la Biblia deja en claro que es un pecador que necesita desesperadamente un Salvador. Al no tener justicia propia, usted solo puede ser perdonado y reconciliarse con Dios poniendo su fe únicamente en Jesucristo ―Este perdón no se encuentra de ninguna forma ligado a su religión, devoción, mérito personal o buenas obras. Haga clic en la “Parte 2” de arriba para continuar.
Jesús murió en la cruz como su substituto, y sufrió todo el castigo que usted merece justamente. Sus pecados fueron quitados una vez y para siempre gracias a la sangre que Él derramó por usted. ¡Él se llevó toda su culpa para siempre! Como resultado, Él le ofrece el regalo gratuito del perdón de pecados y la vida eterna sin costo alguno. Haga clic en la “Parte 3” arriba.
En el momento que usted cree que Jesús murió por sus pecados y resucitó, Dios ya no lo trata como un pecador. En cambio, le sitúa en una posición honrada dentro de Su familia real. A pesar de que usted merece el juicio y la ira de Dios, él lo trata como puro, preciado ¡Y perfectamente justo! ¡Esta es su identidad nueva, inmutable y eterna! Haga clic en la “Parte 4” arriba.
Cuando usted pone su fe solo en Jesucristo, Dios le transfiere la propia justicia de Cristo de forma gratuita y misericordiosa, sin costo alguno. Aunque usted no tenga ninguna justicia en sí mismo, ¡Dios lo declara “perfectamente y por siempre justo” a sus ojos! Esto significa que su nueva identidad en Jesucristo nunca se puede perder. Jesus dijo “yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás...” (Juan 10:28)
Tal vez le sorprenda enterarse de que hacer cosas buenas (como ayudar a otros, ser religioso, bautizarse, pasar adelante en un servicio de iglesia, entregar todo lo que tienes, o incluso pedir que Jesus entre en tu corazón) nunca lo harán perfectamente justo a la vista de Dios. Haga clic en la “Parte 2” de arriba para continuar.
De hecho, las buenas cosas que hacemos a menudo no nos permiten hacer las paces con Dios porque hacen que dependamos de nuestra propia valía, obediencia o devoción. Pero la Biblia dice “No hay justo, ni aun uno... por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios... todas nuestras justicias son como trapo de inmundicia” (Romanos 3:10 y 23; Isaías 64:6). Haga clic en la “Parte 3” arriba.
¡Esta situación significa que incluso las mejores cosas que hacemos son inaceptables para Dios! También significa que ir a la iglesia, bautizarnos o dar dinero no puede salvarnos; tratar de obedecer los diez mandamientos o prometer que seguiremos a Jesús no puede salvarnos; ¡Confesar nuestros pecados o lamentarnos por ellos no puede salvarnos! Haga clic en la “Parte 4” arriba
En la cruz, Jesucristo sufrió y pagó la condena completa por cada pecado que hemos cometido ¡O que alguna vez cometeremos! Solo somos perdonados y reconciliados con Dios a través de tener fe como la de un niño (confianza) en lo que Jesús ya hizo por nosotros en su muerte y resurrección. “Nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia... Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe...Pero ahora, aparte de la ley (los 10 mandamientos, etc.), se ha manifestado la justicia de Dios... la justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo, para todos los que creen en él... ¡Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo!” (Tito 3:5, Efesios 2:8-9, Romanos 3:21-22, Hechos 16:31)
"Todos los otros líderes de las religiones del mundo murieron, y nunca se supo nada más de ellos..."
La religión del islam dice que Jesús era un profeta, pero inferior a Mahoma. El budismo dice que fue un sabio maestro, pero que no era Dios. El hinduismo dice que es "un dios", pero solo uno entre muchos dioses. Los testigos de Jehová y los mormones dicen que fue un ángel exaltado, pero niegan el hecho de que él afirmó ser Dios. Haga clic en "2" arriba para continuar.
Refiriéndose a Jesús, la Biblia dice, "Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho. Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; todo fue creado por medio de él y para él. (Juan 1:3, Colosenses 1:16 [RV60]) Haga clic en "3" arriba para continuar.
La Biblia enseña que Jesús es el creador de la vida. Todos los otros líderes de las religiones del mundo murieron, y nunca se supo nada más de ellos. Jesús no sólo murió, sino que se levantó de entre los muertos tres días después. ¡El creador de la vida murió para darnos vida! Haga clic en "4" arriba para continuar.
Jesucristo es "Dios sobre todas las cosas, bendito por los siglos. Dios manifestado en carne. Es el verdadero Dios, y la vida eterna. Es Emanuel (Dios con nosotros). Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz." Jesús dijo "si no creéis que yo soy, en vuestros pecados moriréis." (Juan 8:24, Isaías 9:6,1 Juan 5:20, Romanos 9:5 [RV60]). Haga clic en "5" arriba.
El creador del universo se reveló así mismo en cuerpo humano y murió como sacrificio por sus pecados. Jesús lo amó tanto que, en su lugar, sufrió voluntariamente el castigo qué usted merecía. "Todos los que en él creyeren, recibirán perdón de pecados por su nombre." (Hechos 10:43)
La Biblia le atribuye muchos nombres al Señor Jesús. Por ejemplo, se lo llama "Dios Fuerte", "Señor de gloria", "Señor de todos". También se lo llama "El León de la tribu de Judá" (Apocalipsis 5:5). Haga clic en la parte 2 de arriba para continuar.
Este nombre habla de su majestad, magnificencia, poder y fortaleza. También señala su linaje único. Las escrituras habían profetizado que el Mesías vendría de la tribu de Judá, que sería descendiente de David y Abraham, que nacería de una virgen y que nacería en el pueblo de Belén. Jesús cumplía perfectamente cada una de estas profecías, y muchas más. Haga clic en la parte 3 arriba.
Los leones son fuertes y poderosos (son el doble de rápidos qué los humanos, y siete veces más fuertes). Jesucristo —el León de Judá— fue nombrado juez de toda la tierra y Él llevará a cabo su justicia con rapidez y de forma rotunda. ¡Sus enemigos serán destruidos en un momento! "El león sube de la espesura, y el destruidor de naciones está en marcha, y ha salido de su lugar para poner tu tierra en desolación; tus ciudades quedarán asoladas y sin morador. En aquel día, dice Jehová, desfallecerá el corazón del rey y el corazón de los príncipes, (Jeremías 4:7 y 9 [RV60]). Haga clic en la parte 4 arriba.
Otro nombre de Jesús es "El Cordero de Dios" (Juan 1:29). Este nombre habla de su muerte sacrificial en la cruz por nuestros pecados, cuando sufrió el pecado completo que nosotros merecemos justamente. Como resultado de su muerte y resurrección por nosotros "todos los que en él creyeren, recibirán perdón de pecados por su nombre. Porque por gracia sois salvos por medio de la fe (en Cristo solamente) ; esto don de Dios; no el resultado de tus obras. (Efesios 2:8-10, Hechos 10:43). El momento en el que pones tu fe en Jesucristo solamente para el perdón de pecados y vida eterna, el León de Judá ya no es un adversario o juez. Él ahora se convierte en tu Protector, Proveedor y Sanador.
¿Es posible que usted pierda su salvación? ¿Dios alguna vez le dará la espalda a alguno de sus hijos? La respuesta es maravillosa, tranquilizante y consoladora. Haga clic en la parte 2 para continuar.
La palabra "eterno" aparece ciento veinte veces en la biblia, su definición indica que es aquello que dura para siempre, nunca termina ni puede ser detenido o perderse. ¡Dios mismo es eterno, su palabra es eterna, y su promesa inmutable es que aquellos que sola y sencillamente creen en Jesucristo poseerán permanente la vida eterna! Haga clic en la parte 3 arriba.
Tito 1:2 dice "Dios, que no miente, prometió la vida eterna desde antes del principio de los siglos" ¡Y usted puede estar seguro de que Él nunca se retractará! "Todo aquel que en él cree, no se perderá, mas tendrá vida eterna... Todo lo que el Padre me da, vendrá a mí; y al que a mí viene, no le echo fuera... Y esta es la voluntad del Padre, el que me envió: Que de todo lo que me diere, no pierda yo nada, sino que lo resucite en el día postrero. Y esta es la voluntad del que me ha enviado: Que todo aquel que ve al Hijo, y cree en él, tenga vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero. (Tito 1:2, Juan 3:16, Juan 6:37, Juan 6:39, Juan 6:40) Haga clic en la parte 4 arriba.
"De cierto, de cierto os digo: El que cree en mí, tiene vida eterna. Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen, y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás... ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro."
(Romanos 8:38 y 39, Juan 10:27-28, Juan 6:40 y 47).
(Romanos 8:38 y 39, Juan 10:27-28, Juan 6:40 y 47).
¿Alguna vez escuchó a alguien decir "La salvación es gratuita, pero le costará todo" o "Si Jesús no es Señor de todo entonces no es Señor en absoluto"? Estas frases cliché se repitieron tanto que las personas asumen que son ciertas. Haga clic en 2 arriba para continuar
Estos dichos que suenan ingeniosos son en realidad engañosos y no son bíblicos porque sugieren que no somos salvos por tener fe en Jesús solamente, sino pagando alguna clase de precio o costo; haciendo una clase de sacrificio personal; siendo sumisos y obedientes; haciendo buenas obras, etc. Cuando un predicador, maestro o evangelista le dice a una persona inconversa que necesita someterse completamente, entregarse o prometer ser obediente, ¡Le está pidiendo hacer lo imposible! Incluso peor, le está pidiendo hacer algo que Dios no mandó. Haga clic en la “Parte 3” arriba
La Biblia deja en claro que un incrédulo es absolutamente incapaz de hacer algo que sea justo o agradable a Dios. (Romanos 8:8, Isaías 64:6). Si la justicia personal, sumisión y devoción fueran necesarias para ser salvo, entonces nadie podría serlo. "No hay justo, ni aun uno; no hay quien haga lo bueno. No hay quien busque a Dios". (Romanos 3:10-13). Haga clic en la “Parte 4” arriba
Nuestros intentos de sumisión y obediencia no son solo inadecuados, sino que están manchados y contaminados por nuestra pecaminosidad inherente. Son ofensivos y totalmente inaceptables ante Dios. El único que puede salvarnos de nuestro pecado y sentimiento de superioridad moral es Jesucristo. Solo su muerte en la cruz es aceptada por Dios el Padre como pago por nuestros pecados y justificación. Haga clic en el número 5 arriba.
La Biblia deja en claro que solo podemos ser reconciliados con Dios mediante una fe (solamente en Jesús) similar a la de un niño. Esta reconciliación no está relacionada a nuestra sumisión personal, devoción u obediencia. Solo luego de ser salvos es que el espíritu santo comienza a producir su fruto en nuestras vidas. Lea otro artículo sobre este tema aquí.
La mayoría de personas comienza en el libro de Génesis, pero se rinden cuando llegan a Levítico o Deuteronomio. Lo que tal vez no saben es que hay un mejor lugar por donde comenzar. Haga clic en 2 arriba para continuar
Cada libro de la Biblia fue escrito para una audiencia específica, con un propósito específico, y para un tiempo específico. Como resultado, algunos libros son más pertinentes y relevantes para nosotros que otros libros. Dos de estos libros, el Evangelio de Juan y el libro de Romanos, son esenciales y fundamentales. Tienen la clave para entender el mensaje y el significado de toda la Biblia. Haga clic en 3 arriba
El evangelio de Juan fue escrito con el objetivo de presentar una biografía precisa y fácil de entender sobre la vida, la muerte y la resurrección de Jesucristo. Juan registra varias interacciones personales que Jesús tuvo con personas como nosotros. También describe imágenes e ilustraciones sencillas de comprender pero que aún así son profundas en su significado. Haga clic en 4 arriba
El libro de Romanos fue escrito para explicar las verdades más esenciales de la Biblia. Por consiguiente, nos ayuda a entender el antiguo testamento, los cuatro evangelios y el libro de Hechos. Por lo tanto, Romanos es el punto de partida de todos los estudios bíblicos. Haga clic en 5 arriba
Aquí tiene un simple plan de 21 días para. leer el Evangelio de Juan. Simplemente lea un capítulo del evangelio de Juan cada día, si se pasa un día simplemente continúe desde donde lo dejó. Si tiene dificultades para comprender un capítulo, léalo dos veces. Nuestro plan para leer Romanos en 21 días es un poco diferente. Comience leyendo Romanos 3:19-31 y Romanos 4:1-8 una vez al día por los primeros cinco días. Nota: ¡Estos dos pasajes son los más importantes! Luego, en el día 6, comience con el capítulo 1 y lea un capítulo cada día hasta terminar con el capítulo 16. Si tiene dificultades para entender algún capítulo, léalo dos veces. Si tiene preguntas, déjenoslo saber. ¡El Evangelio de Juan y el libro de Romanos cambiarán su vida! Si sigue y completa los dos planes de veintiún días, le aseguro que experimentará la gracia y el poder de Dios de una forma nueva y dinámica.
A Través de la Biblia
Dr. J. Vernon McGee
(Romanos)
En Espańol
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A Través de la Biblia
Dr. J. Vernon McGee
(Gálatas)
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Taller DM2
Taller DM2 en Tuis, Costa Rica
El diálogo de Jesús con Nicodemo
Juan 3:4 – 21
Juan 3:4 – 21 Continuamos hoy estudiando el capítulo 3 del evangelio según San Juan. Y en nuestro programa anterior, comenzamos a considerar el diálogo de Jesús con Nicodemo. Ya hemos visto que este hombre Nicodemo es diferente de la multitud. Era un hombre genuino. Pero era un hombre que tenía tres máscaras - era fariseo, era principal entre los judíos, y era simplemente Niquito. Hizo un genuino cumplido a Jesús, y nuestro Señor nunca le acusó de ser hipócrita. Vino como fariseo, hablando acerca del reino de Dios. Y vimos que nuestro Señor Jesucristo le interrumpe repentinamente y le dice que “necesita nacer otra vez. Que no puede ver el reino de Dios, a menos que nazca de nuevo.” Ahora, si es que este hombre vino para hablar del reino y de su establecimiento, lo cual creemos que hizo, entonces es cierto que esta declaración de nuestro Señor, le desvió. Ahora, se quita la máscara de fariseo, aunque todavía es principal entre los judíos. Continuemos entonces leyendo el versículo 4, de este capítulo 3 de San Juan: Juan 3:4 “. . . vientre de su madre, y nacer?” Jesús le dijo a Nicodemo que le era “necesario nacer de nuevo.” Realmente la palabra que El usó significa también nacer “de lo alto.” Pero, parece que Nicodemo sólo pudo pensar en términos físicos, pues, quitándose su máscara condescendiente de fariseo, le pregunta a Jesús: Bueno, “Y cómo puede ser esto?” “. . . ¿Cómo puede uno que ya es adulto volver al vientre de su madre para entonces, nacer de nuevo?” Es que Jesucristo no estaba hablando en cuanto a un nacimiento físico, sino mas bien, de un nacimiento espiritual. El motivo de la confusión de Nicodemo era que aparentemente él no tenía ninguna capacidad espiritual para comprender lo que Jesús le estaba diciendo. Así es que Jesús trata de aclarar lo que decía. Leamos el versículo 5: Juan 3:5 “. . . en el reino de Dios.” Ahora, quizá usted se esté preguntando, y bueno, ¿qué significa eso de ser nacido de agua y del Espíritu? Por una parte hay quienes creen que el ser nacido de agua es una 2 atravesdelabiblia.org Juan Programa No. 0267 referencia al bautismo, pero, permítanos decir amigo oyente, que esta sería una expresión muy extraña, si fuese una referencia a tal cosa. Por otra parte, tenemos el caso de muchos médicos que dicen que esta es una referencia al nacimiento físico, ya que es un nacimiento en agua, y el feto en el vientre está rodeado por agua. Sea lo que fuere, no creemos que “nacer de agua” signifique ninguna de estas dos cosas. Creemos que Jesús no estaba hablando aquí, de las diferencias entre el nacimiento natural y el nacimiento espiritual, sino que estaba explicando cómo un hombre puede ser nacido “de lo alto” o sea, “renacido.” Al hacerlo, dijo entonces que este nuevo nacimiento es producto del agua y del Espíritu. Más adelante en este evangelio, allá en el capítulo 17, versículo 17, Jesús dice: “ Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad” (Juan 17:17). La Palabra es la que puede limpiar y santificar. En el capítulo 15 de este evangelio, versículo 3, Jesús dice: “Ya vosotros estáis limpios por la palabra que os he hablado.” O sea que, en muchas maneras y en muchos pasajes de las Escrituras, la Palabra es comparada con el agua, es decir, la Palabra de Dios. Creemos entonces, que el nacer de agua en este pasaje, significa que una persona sólo puede nacer de nuevo mediante la acción de la Palabra, o sea las Sagradas Escrituras. El Espíritu Santo es quien toma las Escrituras y las usa. Creemos de todo corazón que nadie puede ser renacido sin la acción de la Palabra de Dios. Y creemos que es por esto que Jesús le da tanta importancia al ser nacido del agua y del Espíritu. Si estudiamos el libro de los Hechos de los apóstoles, encontraremos que hay tres relatos sobresalientes sobre tres personas que se convierten, es decir, que nacen de nuevo. Y creemos que estos relatos nos han sido dados como ilustraciones. Primero tenemos la conversión del eunuco etíope, luego la conversión de Cornelio, y entonces la conversión del apóstol Pablo. Estas tres personas son representantes de las tres familias de Noé: uno es hijo de Sem, otro es hijo de Cam, y el tercero es hijo de Jafet. Y en la conversión de cada uno de estos tres, la Palabra de Dios fue utilizada por el Espíritu de Dios. El método de Dios parece ser este: La Palabra de Dios, usada por el Espíritu de Dios, dada mediante un hombre de Dios. Y estamos confiados de que nuestro Señor Jesucristo estaba diciendo, que es necesario nacer de agua y 3 atravesdelabiblia.org Juan Programa No. 0267 del Espíritu, y que esto significa la acción del Espíritu de Dios, quien usa la Palabra de Dios. Sin este renacimiento no se puede entrar en el reino de Dios. Continuemos ahora con el versículo 6: Juan 3:6 “. . . del Espíritu, espíritu es.” La intención de Dios no es la de cambiar esta vieja naturaleza que Ud. y yo tenemos. El hecho es que no puede ser cambiada. Es imposible. La Palabra de Dios tiene mucho que decir en cuanto a esta vieja naturaleza que tenemos. El apóstol Pablo, escribiendo a los Romanos, en el capítulo 8 de su carta, versículos 7 y 8, dice: “Por cuanto la mente carnal es enemistad contra Dios; porque no se sujeta a la ley de Dios, ni tampoco puede; y los que viven según la carne no pueden agradar a Dios” (Romanos 8:7-8) Dios no tiene un programa para esta vieja naturaleza que tenemos. No piensa recuperarla, ni mejorarla, ni desarrollarla, ni salvarla. Esa vieja naturaleza tiene que descender al sepulcro con nosotros. Y, si el Señor viene antes de que descendamos al sepulcro, entonces tendremos que ser transformados. Eso significa que El acabará con esa vieja naturaleza. Pues ésta, nunca, nunca jamás podrá ser obligada a ser obediente a Dios. El Señor Jesucristo dijo: “Lo que es nacido de la carne, carne es.” Este es un axioma y por esto Dios no intenta salvar la carne de ninguna manera. Esta vieja naturaleza será reemplazada por la nueva naturaleza. Amigo oyente, es por esto que el nacimiento espiritual es necesario, a fin de que podamos recibir una nueva naturaleza. La vieja naturaleza es categóricamente una naturaleza que no puede ser recuperada. En los versículos 7 y 8, el Señor continúa hablando a Nicodemo y dice: Juan 3:7-8 “. . . es nacido del Espíritu.” Nicodemo está ahora, perdiendo sus máscaras y Jesús le explica esto. No se puede decir de dónde viene el viento ni a dónde va. Las corrientes de aire y los vientos son cosas sobre las cuales hay mucho que los hombres todavía no saben. El viento sopla de donde quiere. No podemos hacer nada para desviarlo ni cambiarlo. Hoy en día, tratan de restarle fuerza a los huracanes allá en el golfo de México y en la región del Caribe, pero hasta el momento, no han 4 atravesdelabiblia.org Juan Programa No. 0267 tenido mucho éxito que digamos. No nos es posible domar el viento. Ahora, aunque no podemos controlar el viento, sí podemos saber cuando sopla. Usted y yo podemos estar parados en la calle, y Ud. me dice a mí: “hace mucho viento.” Yo le respondo: ¿cómo sabes? Usted me contestaría: “pues, lo siento, y mira allí aquel árbol, ¿ve como sus hojas son llevadas por el viento? y fíjate en cómo se dobla el árbol.” Sí podemos saber cuándo sopla el viento. Ahora, no sé cómo explicarle amigo oyente, el nacimiento espiritual. Yo sé que hay muchos libros que se han publicado hoy en día, que tratan de explicarlo, pero, la diferencia entre aquellos autores y yo, es que parece que los autores de esos libros, no saben que no lo saben explicar. Yo, por lo menos, estoy dispuesto a admitir que no lo sé. El Señor dijo: “El viento sopla de donde quiere, . . así es todo aquel que es nacido del Espíritu.” No lo entiendo por completo. Así es con el que es nacido del Espíritu. No le puedo decir exactamente cómo opera el Espíritu de Dios, pero sí me es posible saber cuándo está obrando en las vidas y en los corazones de Su pueblo. Eso es exactamente lo que nuestro Señor Jesucristo está diciendo aquí. Nuestro Señor le ha quitado dos máscaras a Nicodemo. El hombre que se para delante de Jesús, ya no es un hombre de los fariseos, ni tampoco es principal entre los judíos. ¿Quién es entonces? Vamos a ver lo que dice el versículo siguiente. Versículo 9: Juan 3:9 “. . . puede hacerse esto?” Ahora, se para allí, simplemente Niquito. Se pregunta en cuanto, a cómo estas cosas pueden ser, y veremos que nuestro Señor le habla muy claro. A propósito, a usted y a mí, nos es posible ponernos las máscaras cuando estamos los unos con los otros, y hoy en día, hay muchos que las llevan puestas. Cuando están con cierto grupo, se portan de cierta manera. La máscara, amigo oyente, esconde cómo somos en verdad. Pero, cuando venimos al Señor Jesús, tenemos que quitarnos todas nuestras máscaras. Jesús nos verá tal como somos en realidad, y tratará a cada uno de nosotros de conformidad. Así trató a Nicodemo. Ahora, el versículo 10: 5 atravesdelabiblia.org Juan Programa No. 0267 Juan 3:10 “. . . y no sabes esto?” Nuestro Señor aquí, hace uso de la sátira. Le está diciendo a Nicodemo que El creía que Nicodemo era principal entre los judíos, y sin embargo, ahora se estaba portando como si Jesús le estuviera diciendo algo que no podía ser verdad. Dice que si esto es verdad, Nicodemo debe de haberlo sabido. Y entonces, Jesús le pregunta: “¿No sabes esto Nicodemo?” Continuemos con los versículos 11 hasta el 13: Juan 3:11-13 “. . . que está en el cielo.” Jesús le dice a Nicodemo que él no había recibido su testimonio, ni aun lo que le había estado hablando ahora. Y después de esto, vemos que hay un gran movimiento que se presenta aquí, en el evangelio según San Juan. Usted recordará que en la introducción a nuestro estudio de este evangelio, dirigimos nuestra atención a lo que Jesús dijo allá en el capítulo 16 de este evangelio de Juan, versículo 28, cuando dijo: “Salí del Padre, y he venido al mundo; otra vez dejo el mundo, y voy al Padre.” Y ahora dice: “Nadie subió al cielo, sino el que descendió del cielo.” Esa es la respuesta para quienes hoy en día, creen que Elías y Enoc fueron al cielo cuando fueron traspuestos. No creemos que fueron al cielo, porque hasta aquí el Señor Jesús dice que: “Nadie subió al cielo, sino el que descendió del cielo; el Hijo del Hombre, que está en el cielo.” En otras palabras, dice que Él es el Único que puede hablar en cuanto al cielo, porque Él es el Único que ha subido al cielo. Ahora, es verdad que hay muchos que han ido al cielo después de Cristo; pero, en el Antiguo Testamento cuando un santo moría, es decir, uno de los hijos de Dios moría, iba a un lugar que se llamaba el paraíso o el seno de Abraham. Nuestro Señor lo llamó así en Lucas capítulo 16, verso 22. No fue sino hasta después que Cristo murió y subió al cielo, y llevó cautiva la cautividad, cuando llevó a aquellos que estaban allí a la presencia de Dios. Desde entonces, para el hijo de Dios siempre ha sido verdad que “estar ausentes del cuerpo, es estar presentes al Señor,” como lo declara el apóstol Pablo, en su 6 atravesdelabiblia.org Juan Programa No. 0267 segunda carta a los Corintios, capítulo 5, versículo 8. Qué cuadro tan glorioso tenemos aquí. Leamos ahora los versículos 14 y 15: Juan 3:14-15 “. . . mas tenga vida eterna.” Cuando Moisés puso aquella serpiente sobre el asta, debido al pecado del pueblo, todo lo que tenía que hacer uno que fuese mordido, era mirarla. Y como Moisés levantó la serpiente, así es necesario que Cristo sea levantado. Como usted ve, amigo oyente, esa serpiente representaba el pecado del pueblo. Y Cristo fue hecho pecado por nosotros en la cruz. Llevó allí nuestros pecados. “Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado.” Nuestro Señor le dice ahora a Nicodemo, las palabras que probablemente son las más conocidas en toda la Biblia. Leamos el versículo 16, de este capítulo 3 del evangelio según San Juan: Juan 3:16 “. . . mas tenga vida eterna.” Hay dos cosas que necesitamos notar aquí. La primera es que nos dice que es necesario nacer de nuevo. Y la otra es, que es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado. Estas dos cosas están relacionadas. Se necesita ambas cosas: la muerte y la resurrección de Cristo. Es necesario que Él sea levantado. Y siendo que Él ya ha sido levantado, y que ya ha llevado nuestro castigo; ahora, el Espíritu de Dios puede regenerarnos, puede hacernos nacer de nuevo. Pero, no nos olvidemos que es necesario, imprescindible, nacer de nuevo. Esa es la única manera por la cual Dios nos puede recibir. Ahora, el motivo de todo esto es que, de tal manera amó Dios al mundo. ¡Dios nunca salvó al mundo por medio de Su amor! Esa es la gran equivocación del día. No dice aquí que el amor de Dios salvó al mundo, porque el amor de Dios de por sí, nunca podría salvar al pecador. Dios, amigo oyente, no salva por amor. ¡Dios salva por gracia! El apóstol Pablo escribiendo a los Efesios, dice con toda claridad en el capítulo 2 de esa carta, versículos 8 y 9: “Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe” (Efesios 2:8,9). Ahora, ¿cómo le salva Dios a usted? 7 atravesdelabiblia.org Juan Programa No. 0267 Dios le salva a usted, amigo oyente, por Su gracia. “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a Su Hijo Unigénito, para que todo aquel . ..” Y aquí, usted amigo oyente, puede poner el nombre suyo y yo puedo poner el mío también. “Para que todo aquel que en El cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.” Ahora, fíjese usted, que junto con la palabra “cree,” está la pequeña preposición “en.” Significa creer en Cristo, es decir, confiar en El como el único que llevó la pena del pecado. Esto es lo personal. Cada uno de nosotros individualmente, necesita creer que El murió en el lugar nuestro. Amigo oyente, es necesario que crea que El murió por usted. Veamos ahora los versículos 17 y 18: Juan 3:17-18 “. . . unigénito Hijo de Dios.” Vemos aquí que cuando Jesús vino la primera vez, no vino como juez. Esto quedó bien aclarado en Su conversación con aquel hombre en Lucas capítulo 12, que quiso que el Señor juzgara entre él y su hermano. Él le dijo en el versículo 14: “Hombre, ¿quién me ha puesto sobre vosotros como juez o partidor?” Jesucristo no vino como Juez la primera vez. Vino como Salvador. Pero, la segunda vez, la próxima vez que venga, entonces sí vendrá como Juez. Ahora, dice que Dios no le envió al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por El. Y el que no cree, ya ha sido condenado. Amigo oyente, si usted no cree, ya es condenado. ¿Por qué? Porque “no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios.” Aquel maravilloso nombre es Jesús. Su nombre es Jesús porque Él es el Salvador del mundo. Cualquiera que cree en aquel nombre, ya no está bajo condenación, bajo pena de muerte eterna, sino que tiene vida eterna. Continuemos con los versículos 19 hasta el 21: Juan 3:19-21 “. . . son hechas en Dios.” ¿No ve, amigo oyente, que este es el juicio del mundo? El día en que el mundo crucificó a Cristo, el mundo hizo una gran decisión. Ahora, debe ser juzgado por Dios, y de eso es de lo que se habla aquí. Recuerde que Jesús está hablando con Nicodemo aquí y que Nicodemo era fariseo. Los fariseos creían que cuando viniera el Mesías, vendría como Juez. El Antiguo 8 atravesdelabiblia.org Juan Programa No. 0267 Testamento presenta dos aspectos de la venida del Mesías. Uno es Su venida como Salvador, llegando para morir, para pagar la pena. El otro aspecto es, Su venida como Juez, y la palabra aquí significa esto. Razonaban entonces los fariseos que el Mesías sería un Juez cuando viniera, porque dice en el Salmo capítulo 2, versículo 9, que: “Los quebrantarás con vara de hierro.” Daniel habla de El como Juez del mundo entero, en Daniel, capítulo 7, versículos 13 y 14. El Salmo 45 habla del reinado del Mesías sobre el mundo con justicia. Y en Isaías 11, versículos 3 al 5, se habla acerca de Sus juicios con justicia. Y también en el capítulo 42 de Isaías, versículos 1 al 7, se habla de Sus juicios con justicia. Amigo oyente, el Señor Jesús le está diciendo a Nicodemo con suma claridad, que Dios no había enviado a Su Hijo esta primera vez, para juzgar al mundo, sino para que el mundo fuese salvo por El. La palabra que se traduce aquí por mundo, significa “cosmos”, y esto quiere decir, que el propósito redentor de Dios comprende al mundo entero. No vino para condenar ni para juzgar al mundo, sino para salvarlo. En Cristo, amigo oyente, no hay ninguna condenación. Pero, aquellos que no creen en Cristo, ya están condenados. Es pues nuestra oración, amigo oyente, que allí donde usted se encuentra, en este mismo momento, abra las puertas de su corazón al Hijo de Dios, el Señor Jesucristo y le permita constituirse en su personal Salvador. Hágalo ahora mismo y sea salvo por toda la eternidad. Hasta pronto amigo oyente, y que Dios le bendiga ricamente.
Juan 3:4 – 21
Juan 3:4 – 21 Continuamos hoy estudiando el capítulo 3 del evangelio según San Juan. Y en nuestro programa anterior, comenzamos a considerar el diálogo de Jesús con Nicodemo. Ya hemos visto que este hombre Nicodemo es diferente de la multitud. Era un hombre genuino. Pero era un hombre que tenía tres máscaras - era fariseo, era principal entre los judíos, y era simplemente Niquito. Hizo un genuino cumplido a Jesús, y nuestro Señor nunca le acusó de ser hipócrita. Vino como fariseo, hablando acerca del reino de Dios. Y vimos que nuestro Señor Jesucristo le interrumpe repentinamente y le dice que “necesita nacer otra vez. Que no puede ver el reino de Dios, a menos que nazca de nuevo.” Ahora, si es que este hombre vino para hablar del reino y de su establecimiento, lo cual creemos que hizo, entonces es cierto que esta declaración de nuestro Señor, le desvió. Ahora, se quita la máscara de fariseo, aunque todavía es principal entre los judíos. Continuemos entonces leyendo el versículo 4, de este capítulo 3 de San Juan: Juan 3:4 “. . . vientre de su madre, y nacer?” Jesús le dijo a Nicodemo que le era “necesario nacer de nuevo.” Realmente la palabra que El usó significa también nacer “de lo alto.” Pero, parece que Nicodemo sólo pudo pensar en términos físicos, pues, quitándose su máscara condescendiente de fariseo, le pregunta a Jesús: Bueno, “Y cómo puede ser esto?” “. . . ¿Cómo puede uno que ya es adulto volver al vientre de su madre para entonces, nacer de nuevo?” Es que Jesucristo no estaba hablando en cuanto a un nacimiento físico, sino mas bien, de un nacimiento espiritual. El motivo de la confusión de Nicodemo era que aparentemente él no tenía ninguna capacidad espiritual para comprender lo que Jesús le estaba diciendo. Así es que Jesús trata de aclarar lo que decía. Leamos el versículo 5: Juan 3:5 “. . . en el reino de Dios.” Ahora, quizá usted se esté preguntando, y bueno, ¿qué significa eso de ser nacido de agua y del Espíritu? Por una parte hay quienes creen que el ser nacido de agua es una 2 atravesdelabiblia.org Juan Programa No. 0267 referencia al bautismo, pero, permítanos decir amigo oyente, que esta sería una expresión muy extraña, si fuese una referencia a tal cosa. Por otra parte, tenemos el caso de muchos médicos que dicen que esta es una referencia al nacimiento físico, ya que es un nacimiento en agua, y el feto en el vientre está rodeado por agua. Sea lo que fuere, no creemos que “nacer de agua” signifique ninguna de estas dos cosas. Creemos que Jesús no estaba hablando aquí, de las diferencias entre el nacimiento natural y el nacimiento espiritual, sino que estaba explicando cómo un hombre puede ser nacido “de lo alto” o sea, “renacido.” Al hacerlo, dijo entonces que este nuevo nacimiento es producto del agua y del Espíritu. Más adelante en este evangelio, allá en el capítulo 17, versículo 17, Jesús dice: “ Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad” (Juan 17:17). La Palabra es la que puede limpiar y santificar. En el capítulo 15 de este evangelio, versículo 3, Jesús dice: “Ya vosotros estáis limpios por la palabra que os he hablado.” O sea que, en muchas maneras y en muchos pasajes de las Escrituras, la Palabra es comparada con el agua, es decir, la Palabra de Dios. Creemos entonces, que el nacer de agua en este pasaje, significa que una persona sólo puede nacer de nuevo mediante la acción de la Palabra, o sea las Sagradas Escrituras. El Espíritu Santo es quien toma las Escrituras y las usa. Creemos de todo corazón que nadie puede ser renacido sin la acción de la Palabra de Dios. Y creemos que es por esto que Jesús le da tanta importancia al ser nacido del agua y del Espíritu. Si estudiamos el libro de los Hechos de los apóstoles, encontraremos que hay tres relatos sobresalientes sobre tres personas que se convierten, es decir, que nacen de nuevo. Y creemos que estos relatos nos han sido dados como ilustraciones. Primero tenemos la conversión del eunuco etíope, luego la conversión de Cornelio, y entonces la conversión del apóstol Pablo. Estas tres personas son representantes de las tres familias de Noé: uno es hijo de Sem, otro es hijo de Cam, y el tercero es hijo de Jafet. Y en la conversión de cada uno de estos tres, la Palabra de Dios fue utilizada por el Espíritu de Dios. El método de Dios parece ser este: La Palabra de Dios, usada por el Espíritu de Dios, dada mediante un hombre de Dios. Y estamos confiados de que nuestro Señor Jesucristo estaba diciendo, que es necesario nacer de agua y 3 atravesdelabiblia.org Juan Programa No. 0267 del Espíritu, y que esto significa la acción del Espíritu de Dios, quien usa la Palabra de Dios. Sin este renacimiento no se puede entrar en el reino de Dios. Continuemos ahora con el versículo 6: Juan 3:6 “. . . del Espíritu, espíritu es.” La intención de Dios no es la de cambiar esta vieja naturaleza que Ud. y yo tenemos. El hecho es que no puede ser cambiada. Es imposible. La Palabra de Dios tiene mucho que decir en cuanto a esta vieja naturaleza que tenemos. El apóstol Pablo, escribiendo a los Romanos, en el capítulo 8 de su carta, versículos 7 y 8, dice: “Por cuanto la mente carnal es enemistad contra Dios; porque no se sujeta a la ley de Dios, ni tampoco puede; y los que viven según la carne no pueden agradar a Dios” (Romanos 8:7-8) Dios no tiene un programa para esta vieja naturaleza que tenemos. No piensa recuperarla, ni mejorarla, ni desarrollarla, ni salvarla. Esa vieja naturaleza tiene que descender al sepulcro con nosotros. Y, si el Señor viene antes de que descendamos al sepulcro, entonces tendremos que ser transformados. Eso significa que El acabará con esa vieja naturaleza. Pues ésta, nunca, nunca jamás podrá ser obligada a ser obediente a Dios. El Señor Jesucristo dijo: “Lo que es nacido de la carne, carne es.” Este es un axioma y por esto Dios no intenta salvar la carne de ninguna manera. Esta vieja naturaleza será reemplazada por la nueva naturaleza. Amigo oyente, es por esto que el nacimiento espiritual es necesario, a fin de que podamos recibir una nueva naturaleza. La vieja naturaleza es categóricamente una naturaleza que no puede ser recuperada. En los versículos 7 y 8, el Señor continúa hablando a Nicodemo y dice: Juan 3:7-8 “. . . es nacido del Espíritu.” Nicodemo está ahora, perdiendo sus máscaras y Jesús le explica esto. No se puede decir de dónde viene el viento ni a dónde va. Las corrientes de aire y los vientos son cosas sobre las cuales hay mucho que los hombres todavía no saben. El viento sopla de donde quiere. No podemos hacer nada para desviarlo ni cambiarlo. Hoy en día, tratan de restarle fuerza a los huracanes allá en el golfo de México y en la región del Caribe, pero hasta el momento, no han 4 atravesdelabiblia.org Juan Programa No. 0267 tenido mucho éxito que digamos. No nos es posible domar el viento. Ahora, aunque no podemos controlar el viento, sí podemos saber cuando sopla. Usted y yo podemos estar parados en la calle, y Ud. me dice a mí: “hace mucho viento.” Yo le respondo: ¿cómo sabes? Usted me contestaría: “pues, lo siento, y mira allí aquel árbol, ¿ve como sus hojas son llevadas por el viento? y fíjate en cómo se dobla el árbol.” Sí podemos saber cuándo sopla el viento. Ahora, no sé cómo explicarle amigo oyente, el nacimiento espiritual. Yo sé que hay muchos libros que se han publicado hoy en día, que tratan de explicarlo, pero, la diferencia entre aquellos autores y yo, es que parece que los autores de esos libros, no saben que no lo saben explicar. Yo, por lo menos, estoy dispuesto a admitir que no lo sé. El Señor dijo: “El viento sopla de donde quiere, . . así es todo aquel que es nacido del Espíritu.” No lo entiendo por completo. Así es con el que es nacido del Espíritu. No le puedo decir exactamente cómo opera el Espíritu de Dios, pero sí me es posible saber cuándo está obrando en las vidas y en los corazones de Su pueblo. Eso es exactamente lo que nuestro Señor Jesucristo está diciendo aquí. Nuestro Señor le ha quitado dos máscaras a Nicodemo. El hombre que se para delante de Jesús, ya no es un hombre de los fariseos, ni tampoco es principal entre los judíos. ¿Quién es entonces? Vamos a ver lo que dice el versículo siguiente. Versículo 9: Juan 3:9 “. . . puede hacerse esto?” Ahora, se para allí, simplemente Niquito. Se pregunta en cuanto, a cómo estas cosas pueden ser, y veremos que nuestro Señor le habla muy claro. A propósito, a usted y a mí, nos es posible ponernos las máscaras cuando estamos los unos con los otros, y hoy en día, hay muchos que las llevan puestas. Cuando están con cierto grupo, se portan de cierta manera. La máscara, amigo oyente, esconde cómo somos en verdad. Pero, cuando venimos al Señor Jesús, tenemos que quitarnos todas nuestras máscaras. Jesús nos verá tal como somos en realidad, y tratará a cada uno de nosotros de conformidad. Así trató a Nicodemo. Ahora, el versículo 10: 5 atravesdelabiblia.org Juan Programa No. 0267 Juan 3:10 “. . . y no sabes esto?” Nuestro Señor aquí, hace uso de la sátira. Le está diciendo a Nicodemo que El creía que Nicodemo era principal entre los judíos, y sin embargo, ahora se estaba portando como si Jesús le estuviera diciendo algo que no podía ser verdad. Dice que si esto es verdad, Nicodemo debe de haberlo sabido. Y entonces, Jesús le pregunta: “¿No sabes esto Nicodemo?” Continuemos con los versículos 11 hasta el 13: Juan 3:11-13 “. . . que está en el cielo.” Jesús le dice a Nicodemo que él no había recibido su testimonio, ni aun lo que le había estado hablando ahora. Y después de esto, vemos que hay un gran movimiento que se presenta aquí, en el evangelio según San Juan. Usted recordará que en la introducción a nuestro estudio de este evangelio, dirigimos nuestra atención a lo que Jesús dijo allá en el capítulo 16 de este evangelio de Juan, versículo 28, cuando dijo: “Salí del Padre, y he venido al mundo; otra vez dejo el mundo, y voy al Padre.” Y ahora dice: “Nadie subió al cielo, sino el que descendió del cielo.” Esa es la respuesta para quienes hoy en día, creen que Elías y Enoc fueron al cielo cuando fueron traspuestos. No creemos que fueron al cielo, porque hasta aquí el Señor Jesús dice que: “Nadie subió al cielo, sino el que descendió del cielo; el Hijo del Hombre, que está en el cielo.” En otras palabras, dice que Él es el Único que puede hablar en cuanto al cielo, porque Él es el Único que ha subido al cielo. Ahora, es verdad que hay muchos que han ido al cielo después de Cristo; pero, en el Antiguo Testamento cuando un santo moría, es decir, uno de los hijos de Dios moría, iba a un lugar que se llamaba el paraíso o el seno de Abraham. Nuestro Señor lo llamó así en Lucas capítulo 16, verso 22. No fue sino hasta después que Cristo murió y subió al cielo, y llevó cautiva la cautividad, cuando llevó a aquellos que estaban allí a la presencia de Dios. Desde entonces, para el hijo de Dios siempre ha sido verdad que “estar ausentes del cuerpo, es estar presentes al Señor,” como lo declara el apóstol Pablo, en su 6 atravesdelabiblia.org Juan Programa No. 0267 segunda carta a los Corintios, capítulo 5, versículo 8. Qué cuadro tan glorioso tenemos aquí. Leamos ahora los versículos 14 y 15: Juan 3:14-15 “. . . mas tenga vida eterna.” Cuando Moisés puso aquella serpiente sobre el asta, debido al pecado del pueblo, todo lo que tenía que hacer uno que fuese mordido, era mirarla. Y como Moisés levantó la serpiente, así es necesario que Cristo sea levantado. Como usted ve, amigo oyente, esa serpiente representaba el pecado del pueblo. Y Cristo fue hecho pecado por nosotros en la cruz. Llevó allí nuestros pecados. “Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado.” Nuestro Señor le dice ahora a Nicodemo, las palabras que probablemente son las más conocidas en toda la Biblia. Leamos el versículo 16, de este capítulo 3 del evangelio según San Juan: Juan 3:16 “. . . mas tenga vida eterna.” Hay dos cosas que necesitamos notar aquí. La primera es que nos dice que es necesario nacer de nuevo. Y la otra es, que es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado. Estas dos cosas están relacionadas. Se necesita ambas cosas: la muerte y la resurrección de Cristo. Es necesario que Él sea levantado. Y siendo que Él ya ha sido levantado, y que ya ha llevado nuestro castigo; ahora, el Espíritu de Dios puede regenerarnos, puede hacernos nacer de nuevo. Pero, no nos olvidemos que es necesario, imprescindible, nacer de nuevo. Esa es la única manera por la cual Dios nos puede recibir. Ahora, el motivo de todo esto es que, de tal manera amó Dios al mundo. ¡Dios nunca salvó al mundo por medio de Su amor! Esa es la gran equivocación del día. No dice aquí que el amor de Dios salvó al mundo, porque el amor de Dios de por sí, nunca podría salvar al pecador. Dios, amigo oyente, no salva por amor. ¡Dios salva por gracia! El apóstol Pablo escribiendo a los Efesios, dice con toda claridad en el capítulo 2 de esa carta, versículos 8 y 9: “Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe” (Efesios 2:8,9). Ahora, ¿cómo le salva Dios a usted? 7 atravesdelabiblia.org Juan Programa No. 0267 Dios le salva a usted, amigo oyente, por Su gracia. “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a Su Hijo Unigénito, para que todo aquel . ..” Y aquí, usted amigo oyente, puede poner el nombre suyo y yo puedo poner el mío también. “Para que todo aquel que en El cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.” Ahora, fíjese usted, que junto con la palabra “cree,” está la pequeña preposición “en.” Significa creer en Cristo, es decir, confiar en El como el único que llevó la pena del pecado. Esto es lo personal. Cada uno de nosotros individualmente, necesita creer que El murió en el lugar nuestro. Amigo oyente, es necesario que crea que El murió por usted. Veamos ahora los versículos 17 y 18: Juan 3:17-18 “. . . unigénito Hijo de Dios.” Vemos aquí que cuando Jesús vino la primera vez, no vino como juez. Esto quedó bien aclarado en Su conversación con aquel hombre en Lucas capítulo 12, que quiso que el Señor juzgara entre él y su hermano. Él le dijo en el versículo 14: “Hombre, ¿quién me ha puesto sobre vosotros como juez o partidor?” Jesucristo no vino como Juez la primera vez. Vino como Salvador. Pero, la segunda vez, la próxima vez que venga, entonces sí vendrá como Juez. Ahora, dice que Dios no le envió al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por El. Y el que no cree, ya ha sido condenado. Amigo oyente, si usted no cree, ya es condenado. ¿Por qué? Porque “no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios.” Aquel maravilloso nombre es Jesús. Su nombre es Jesús porque Él es el Salvador del mundo. Cualquiera que cree en aquel nombre, ya no está bajo condenación, bajo pena de muerte eterna, sino que tiene vida eterna. Continuemos con los versículos 19 hasta el 21: Juan 3:19-21 “. . . son hechas en Dios.” ¿No ve, amigo oyente, que este es el juicio del mundo? El día en que el mundo crucificó a Cristo, el mundo hizo una gran decisión. Ahora, debe ser juzgado por Dios, y de eso es de lo que se habla aquí. Recuerde que Jesús está hablando con Nicodemo aquí y que Nicodemo era fariseo. Los fariseos creían que cuando viniera el Mesías, vendría como Juez. El Antiguo 8 atravesdelabiblia.org Juan Programa No. 0267 Testamento presenta dos aspectos de la venida del Mesías. Uno es Su venida como Salvador, llegando para morir, para pagar la pena. El otro aspecto es, Su venida como Juez, y la palabra aquí significa esto. Razonaban entonces los fariseos que el Mesías sería un Juez cuando viniera, porque dice en el Salmo capítulo 2, versículo 9, que: “Los quebrantarás con vara de hierro.” Daniel habla de El como Juez del mundo entero, en Daniel, capítulo 7, versículos 13 y 14. El Salmo 45 habla del reinado del Mesías sobre el mundo con justicia. Y en Isaías 11, versículos 3 al 5, se habla acerca de Sus juicios con justicia. Y también en el capítulo 42 de Isaías, versículos 1 al 7, se habla de Sus juicios con justicia. Amigo oyente, el Señor Jesús le está diciendo a Nicodemo con suma claridad, que Dios no había enviado a Su Hijo esta primera vez, para juzgar al mundo, sino para que el mundo fuese salvo por El. La palabra que se traduce aquí por mundo, significa “cosmos”, y esto quiere decir, que el propósito redentor de Dios comprende al mundo entero. No vino para condenar ni para juzgar al mundo, sino para salvarlo. En Cristo, amigo oyente, no hay ninguna condenación. Pero, aquellos que no creen en Cristo, ya están condenados. Es pues nuestra oración, amigo oyente, que allí donde usted se encuentra, en este mismo momento, abra las puertas de su corazón al Hijo de Dios, el Señor Jesucristo y le permita constituirse en su personal Salvador. Hágalo ahora mismo y sea salvo por toda la eternidad. Hasta pronto amigo oyente, y que Dios le bendiga ricamente.
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